La nutrición es una parte importante de la salud para todos los niños, pero es especialmente importante para aquellos que están bajo tratamiento contra el cáncer.
Los niños con cáncer necesitan proteínas, carbohidratos, grasa, agua, vitaminas y minerales. Un nutriologo puede ayudarle a comprender las necesidades específicas del niño y a desarrollar un plan de alimentación. El estado nutricional básico (¿sobrepeso? ¿desnutrición?), el diagnóstico, el plan de tratamiento, la edad, los niveles de actividad, y las medicinas que su hijo recibe son factores que se usan para preparar un plan de alimentación.
El cuerpo de los niños con cáncer que no consumen suficiente proteína podría desprender los nutrientes de su masa muscular para conseguir la energía necesaria. Esto podría prolongar el tiempo de recuperación de la enfermedad y reducir la resistencia a las infecciones. Después de la cirugía, la quimioterapia o la radioterapia, es posible que un niño necesite proteína adicional para sanar los tejidos y ayudar a prevenir infecciones.
Además, la proteína es esencial para el crecimiento y desarrollo de los niños. Durante la enfermedad, la necesidad de proteína del niño aumenta.
Entres las fuentes buenas de proteína se incluye cortes magros de carnes rojas, huevos, productos lácteos, nueces, crema de cacahuate (mantequilla de maní) frijoles, guisantes y lentejas secas, y alimentos de soya.
Carbohidratos
Los niños que se someten tratamiento contra el cáncer pueden requerir aún más calorías para la sanación de tejidos y obtener más energía. De hecho, un niño que está recibiendo tratamiento contra el cáncer puede requerir de 20% a 90% más calorías que un niño que no está bajo tratamiento. Esto varía para cada niño, y algunos niños presentan un problema de aumento de peso no deseado durante el tratamiento.
Las mejores fuentes de carbohidratos (frutas, verduras y granos enteros) proporcionan vitaminas y minerales, al igual que fibra que las células del cuerpo necesitan.
Los alimentos integrales o hechos con granos enteros contienen todas las partes esenciales y nutrientes que se dan de forma natural de la semilla de grano entero. Los granos enteros se pueden encontrar en cereales, panes, harinas y galletas saladas. Algunos granos enteros pueden prepararse como platillo de acompañamiento o como parte de algún aperitivo. Al elegir un producto integral, busque que contenga los términos "de granos enteros", "integral", "de trigo integral" o similares.
La fibra es la parte de los alimentos vegetales que, en su mayor parte, el cuerpo no puede digerir. Existen dos tipos de fibra: La fibra insoluble ocupa espacio en los intestinos, y por lo tanto, acelera el
paso a través del cuerpo de los residuos en la alimentación. La fibra soluble se adhiere con el agua en las heces fecales, lo cual contribuye a que éstas se suavicen desacelerando la digestión. Puede fermentarse lo cual permite que esta parte se absorba.
Entre otras fuentes de carbohidratos se incluye pan, papas (patatas), arroz, pastas, cereales, habas deshidratadas, maíz, guisantes (arvejas o chícharos) y frijoles entre otros. Estos alimentos también contienen diversos tipos de vitamina B y fibra. Los dulces (postres, caramelos y bebidas azucaradas) son fuentes de carbohidratos que ofrecen muy pocos nutrientes.
Grasas
Las grasas tienen un papel importante en la nutrición. Las grasas y aceites se componen de ácidos liposos que sirven como una fuente rica de energía (calorías) para el cuerpo. El cuerpo separa las grasas y las usa para almacenar energía, aislar los tejidos del cuerpo y llevar algunos tipos de vitaminas a través de la sangre.
En su mayor parte, se deberá optar con mayor frecuencia por las grasas insaturadas
(monoinsaturadas y poliinsaturadas) que por las grasas saturadas y las grasas trans.
Las grasas monoinsaturadas se encuentran principalmente en aceites vegetales como los aceites de oliva, de canola, y de maní (cacahuate). Estas grasas son líquidas a temperatura ambiente.
Las grasas poliinsaturadas se encuentran principalmente en aceites vegetales como los aceites de cártamo, semilla de girasol, maíz y semilla de lino. Las grasas poliinsaturadas también son las principales grasas que se encuentran en los mariscos. Estas grasas son líquidas o suaves a temperatura ambiente.
Las grasas saturadas (o ácidos grasos saturados) se encuentran principalmente en productos de origen animal como carnes rojas, aves, leche entera o baja en grasa, queso y mantequilla. Algunos aceites vegetales como los aceites de coco, de corazón de palma y de palma son saturados. Las grasas saturadas normalmente son sólidas a temperatura ambiente.
Los ácidos grasos trans se forman cuando los aceites vegetales son procesados en una margarina o manteca. Las fuentes de grasas trans se encuentran en los bocadillos y productos horneados con aceite vegetal parcialmente hidrogenado o manteca vegetal. Las grasas trans también son naturales en algunos productos de origen animal como los productos lácteos.
Ciertos ácidos grasos, como el ácido linoleico y el ácido alfalinoleico, son llamados ácidos grasos esenciales. Éstos son necesarios para la creación de células y producción de hormonas, pero como el cuerpo no puede producir estas grasas, requiere obtenerlas de los alimentos. Los aceites de soya, canola y nuez son buenas fuentes de ácidos grasos esenciales.
Agua
Parte de los líquidos se obtiene de los alimentos, especialmente frutas y verduras, pero se debe
asegurar que lo niños ingieran todo el líquido que el cuerpo requiera. La cantidad de líquidos que el niño requiere dependerá de su tamaño y de cuántos líquidos esté perdiendo. Puede que se requiera ingerir de líquidos adicionales en caso de vómitos y diarrea. Hable con el nutriologo, médico o enfermera sobre las necesidades de líquidos de su hijo. Tenga en cuenta que todos los líquidos en los alimentos (sopa, leche, incluso el helado y la gelatina) contribuyen a los objetivos de insumo de fluidos.
Vitaminas y minerales
Las vitaminas y minerales también permiten que el cuerpo use la energía (calorías) que obtiene de los alimentos.
Puede que sea difícil para un niño que recibe tratamiento contra el cáncer tener una alimentación balanceada. Los efectos secundarios comunes del tratamiento, como las náuseas, los vómitos y las llagas en la boca (mucositis) pueden dificultar la buena alimentación.
Tome un suplemento multivitamínico mientras esté en tratamiento. Sin embargo, un multivitamínico no remplaza un consumo de suficientes calorías y proteínas. Consulte siempre con su médico antes de dar cualquier vitamina, mineral o suplemento de cualquier tipo a su hijo, ya que éstos podrían interferir con los medicamentos del tratamiento contra el cáncer.
Efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer y lo que se puede hacer al respecto
Cambios en el gusto y olfato
El cáncer y su tratamiento pueden cambiar el sentido del gusto y el olfato del niño. Estos cambios pueden hacer que los alimentos tengan un sabor amargo o metálico, afectando el apetito del paciente.
- Sirva las comidas frías o a temperatura ambiente. Esto puede disminuir el sabor y el olor de la comida, lo que la hace más fácil de tolerar.
Para reducir los olores:
- Cubra las bebidas y déselas al paciente con sorbete (popote).
- Escoja alimentos que no requieran ser cocinados.
- Evite comer en lugares sofocantes o con poca ventilación.
- Procure el uso de utensilios de plástico, así como vasos y platos de vidrio si el infante indica que los alimentos tienen un sabor metálico mientras come.
- Pruebe con comidas o bebidas que sean distintas a las que el niño usualmente come. Los niños parecen disfrutar los alimentos salados, tales como las papitas, pretzels y galletas saladas (recuerde, si el paciente está recibiendo esteroides, puede que el consumo del sodio de los alimentos salados sea un problema, pero muchos de estos bocadillos existen en versión "bajo en sodio").
- Congele las frutas como melón, uva, naranja y sandía, o compre las fresas y los arándanos congelados y cómalos como bocadillos congelados.
- Ofrezca verduras frescas. Puede que sean más apetitosas que las verduras enlatadas o congeladas.
- Procure marinar las carnes para hacerlas más tiernas.
- Si las carnes rojas le saben raro al niño, pruebe con otros alimentos ricos en proteínas como pollo, pescado, huevos o queso.
- Licue frutas frescas en malteadas, batidas, helados o yogur.
- Mantenga limpia la boca del niño mediante el cepillado y enjuagado habitual, lo cual puede ayudar a que los alimentos sepan mejor.
Cambios en el apetito
El cáncer y sus tratamientos a menudo ocasionan cambios en los hábitos alimentarios del paciente y sus deseos de comer. No comer puede resultar en pérdida de peso que a su vez puede causar debilidad y fatiga. Ayudar al infante a comer tan bien como pueda es una parte importante en el apoyo que se le debe brindar durante el tratamiento. Entre los efectos secundarios relacionados con el tratamiento que también pueden resultar en una pérdida del apetito se incluye dolor, náuseas y estreñimiento. Tener bajo control estos problemas puede que sea útil para comer mejor. Consulte con el equipo de atención médica si observa lo siguiente:
- Un bebé pequeño con falta de apetito por más de tres días.
- Un niño pequeño que está empezando a caminar o de edad preescolar con falta de apetito por más de cinco días.
- Un niño de edad escolar o adolescente con falta de apetito por más de siete días.
Si el niño no tiene apetito durante las horas de comida, disponga de bocadillos nutritivos a su alcance para que los coma cuando sienta las ganas de hacerlo. Trate con huevos cocidos duros, mantequilla de maní (crema de cacahuate), queso, helado, barras de granola, bebidas nutricionales, budines, nueces, atún o pollo en lata, o mezcla de nueces y semillas También pruebe las siguientes sugerencias:
- Ofrezca bocadillos y prepare comidas de menor tamaño pero durante sesiones más frecuentes a
lo largo del día, en lugar de tener tres comidas grandes.
- Mantenga limpia la boca del niño habitualmente con enjuagues y cepillados. Además, mantenga su boca húmeda (no deje que se reseque).
- Deje que el niño coma sus alimentos favoritos a cualquier hora del día, por ejemplo, si le gustan mucho los alimentos propios del desayuno, deje que los coma a la hora de la cena.
Problemas de deglución.
El cáncer y su tratamiento pueden algunas veces ocasionar problemas para tragar. Si el niño tiene este problema, ofrézcale comidas líquidas suaves y fáciles de tragar. En ocasiones los niños pueden tragar mejor los líquidos espesos que los líquidos licuados. Servir bebidas altas en calorías y proteínas puede ayudar a aumentar el consumo de nutrientes durante los periodos en los que no pueda comer suficientes alimentos de manera habitual.
- Trate que el niño beba la cantidad de líquido recomendada cada día y espese el líquido hasta lograr que la consistencia sea la más fácil de tragar para él.
- Ofrézcale comidas pequeñas y frecuentes.
- Pique o haga puré las comidas del niño en una licuadora o procesador de alimentos.
- Use complementos nutritivos líquidos enlatados si el niño no puede ingerir suficientes alimentos para satisfacer sus necesidades alimentarias.
- Productos para dar espesor
- Si se requiere el consumo de líquidos espesos, también puede servir suero de leche, ponche de huevo (rompope sin alcohol, sabajón, flip), leche malteada, batidos de yogur y helado.
Náuseas y vómitos
Un niño puede que experimente náuseas con o sin vómitos. Si esto ocurre debido a la quimioterapia, la náusea puede suceder en el día de la sesión del tratamiento y dichos síntomas podrían durar hasta algunos días, dependiendo de los medicamentos específicos administrados al niño. La radioterapia a las regiones del abdomen, pecho, cabeza o pelvis pueden provocar náuseas que perduran por varias horas, aunque las náuseas y los vómitos pueden originarse por otras causas también.
Los líquidos claros y frescos usualmente se toleran mejor que los muy calientes o helados. Las paletas heladas y las gelatinas también son buenas fuentes de líquidos para el niño.
Cuando hayan parado los vómitos, anime a su hijo a comer alimentos fáciles de digerir, tales como
los líquidos claros, galletas, palitos de pan, gelatina, cereales secos y pan tostado simple.
No le ofrezca alimentos que tengan un olor fuerte.
Ofrézcale alimentos fríos en lugar de calientes o picantes.
Evite ofrecerle alimentos extremadamente dulces, grasosos, fritos o picantes, tales como postres pesados y papas fritas a la francesa.
Si el niño requiere descanso, siéntelo o reclínelo con su cabeza erguida por lo menos una hora después de comer.
Para los días en los que se recibirá tratamiento, procure ofrecer alimentos simples, suaves y fáciles de digerir. Las comidas como la crema de trigo y la sopa de pollo y fideos con galletas saladas pueden tolerarse mejor que las comidas pesadas.
Evite comer en una habitación que esté calurosa, o en la que haya olores de cocina u otros. Cocine afuera a la parrilla o utilice bolsas para hervir alimentos para reducir los olores de cocina.
Ayude al niño a enjugarse la boca antes y después de comer.
Si tienen mal sabor de boca, los niños de mayor de edad pueden chupar caramelos macizos de menta o limón.
Tras vomitar, asegúrese de que el niño enjuague su boca y que espere media hora antes de tratar de sorber líquidos claros o hielos de sabor.
Beneficios de una buena alimentación
Una buena alimentación es especialmente importante cuando un niño tiene cáncer, pues tanto el cáncer y su tratamiento pueden afectar el apetito del niño, su tolerancia a los alimentos y la capacidad de su organismo para asimilar los nutrientes. Consumir el tipo correcto de alimentos antes, durante y después del tratamiento puede ayudar a un niño a sentirse mejor y a mantenerse más fuerte.
El cáncer y su tratamiento también pueden afectar la manera en que el cuerpo tolera ciertos alimentos, así como su capacidad de emplear los nutrientes. Las nutrientes necesarios para quienes padecen cáncer infantil varían para cada niño. El doctor, enfermera y dietista certificado podrán ayudarle a identificar las metas de nutrición de su hijo y planear algunas formas para ayudar a conseguirlas. Una buena alimentación durante el tratamiento contra el cáncer puede ayudar a:
Tolerar mejor el tratamiento y los efectos secundarios relacionados a éste.
Apegarse mejor al programa del tratamiento.
Sanar y se recuperarse más rápidamente.
Tener menos riesgo de infección durante el tratamiento.
Tener más fuerza y energía.
Mantener el peso y permitir que el cuerpo almacene nutrientes.
Brindar una mejor capacidad de crecimiento y desarrollo normales.
Sentirse mejor y tener una mejor calidad de vida (menos irritabilidad, mejor calidad de sueño y mayor disposición para colaborar con el equipo de especialistas en cáncer).
Cada niño con cáncer tiene necesidades nutricionales particulares. Hable con los integrantes del equipo de atención médica en cualquier momento que tenga inquietudes sobre la cantidad de alimentos o líquidos que su hijo consume. El médico, enfermera, dietista, patólogo del habla y hasta el dentista pueden colaborar con usted para identificar las necesidades de su hijo y diseñar un plan de alimentación.